Emprender online la mejor solución para una mujer expatriada.
Durante los 21 años que he vivido como expatriada en países lejanos y culturalmente diferentes al mío, he tenido que empacar en numerosas ocasiones. No solo muebles, ropa y libros, he metido toda mi vida en una maleta. Y mi emprendimiento también.
Las vacaciones suelen ser un momento para regresar al país de origen (aunque en mi caso, han pasado 15 años desde que visité a mi familia por última vez) o para conocer nuevos lugares y amigos. Pero aunque viajar sea una constante en mi vida, no significa que sea un proceso sencillo.
Porque no son de las típicas maletas de vacaciones que quiero hablar hoy. Las maletas más importantes que he tenido que empacar son aquellas que solo tienen un trayecto, sin un boleto de regreso.
He estado viviendo en España por casi 7 años, pero ha llegado la hora de mudarnos de nuevo, ahora a Dubai y aunque no es la primera vez, porque ya he vivido en 6 países y 8 ciudades diferentes, el proceso sigue siendo desafiante. Por suerte, cada mudanza me ha enseñado que mi vida y mi emprendimiento pueden caber perfectamente en una maleta.
Esto es lo que hago para empacar mi vida en una maleta.
Seguro te estás preguntando, ¿cómo es posible que todo lo que tenías quepa en una maleta?
La respuesta es sencilla: no todo puede caber en una maleta y ahí radica la clave. Cuando eres parte de una familia numerosa y las aerolíneas cada vez limitan más el equipaje, debes considerar algunas cosas antes de meter toda tu vida en una maleta.
Es un arte delicado, pero se puede lograr. Sigue estos pasos.
1. Prioriza:
Empacar el 80% de lo necesario e indispensable y el 20% de aquello que no necesitas, pero que te ayudará a no extrañar tanto lo que dejarás atrás, como algunas fotos, objetos de aprecio que traen buenos recuerdos o el juguete preferido si tienes hijos pequeños.
2. Practica el desapego:
Saber soltar es fundamental para poder realizar el paso anterior.
3. Organizar y utilizar bien el espacio:
Para que en esa maleta de 23 kg (que quisiéramos que fuesen 50 kg o más) puedan caber cada una de esas cosas que llevaremos al nuevo destino.
4. Haz una lista:
Una vez que tomas tu vida en una maleta y subes a ese avión, tren o autobús, ya no habrá vuelta atrás. Así que una “checklist” para verificar que no se te olvida nada es clave. Esto, además, te quitará un poco de estrés que ya de por sí lo tiene el hecho de cambiarte de país o ciudad
Cuando decides llevar tu vida en una maleta
Quiero compartir la experiencia que tuvimos hace tiempo y cómo, durante más de dos años, estuvimos viviendo con lo básico, aquello que nos cupo en una maleta a cada uno.
Después de estar dos años viviendo en El Cairo – Egipto, por circunstancias inesperadas, mi esposo se quedó sin trabajo y tuvo que regresar a Arabia Saudí, mientras que los niños y yo nos quedamos. Pero justo en esos meses, una serie de situaciones políticas en el país nos obligó a tomar la decisión: los niños y yo nos mudaríamos a España.
Así que tocó empacar todas nuestras cosas y dejarlas en el depósito de la compañía de mudanzas, excepto aquello que nos cupo en nuestras maletas, mientras esperábamos que mi esposo obtuviera su residencia en Arabia Saudí y pudiéramos reunirnos con él.
Era agosto del 2013 y ahí estaba yo, con tres niños (de 3, 6 y 9 años), un carrito, cuatro maletas, mi cartera y una maleta de mano, saliendo de un país extranjero de madrugada, en pleno toque de queda. Mis manos no eran suficientes para tanto equipaje, y además, me dirigía a otro país desconocido para mí.
¿Cuánto crees que pude meter en esas maletas?
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Unas mudas de ropa de verano, un poco de invierno, dos pares de zapatos para cada uno, algunos juguetes para que los niños no extrañaran tanto, el ordenador y la Wii para los niños, además de, por supuesto, un montón de documentos importantes que no se podían dejar en el contenedor de la mudanza. Todo lo demás quedó empacado y en espera de instrucciones sobre cuándo y hacia dónde enviarlo.
Mi esposo seguía en Arabia Saudí, trabajando duro para establecer un nuevo hogar para nosotros. Mientras tanto, yo me enfrentaba al desafío de mantener nuestra vida a flote con lo que cabía en nuestras maletas. Esta experiencia me enseñó que, con la actitud correcta y una planificación cuidadosa, puedes llevar una vida plena y significativa, sin importar cuán limitado sea tu espacio físico. Y lo más importante, me mostró que mi emprendimiento es tan adaptable como yo; capaz de prosperar en cualquier lugar, siempre que tenga las herramientas esenciales y la determinación para hacerlo funcionar.
Meses más tarde logramos nuestras visas para poder entrar a Arabia Saudí y estar de nuevo juntos, pero a solo un año de aquella salida de Egipto, se repetía la misma historia. Aunque esta vez ya no había mudanza, solo una maleta para cada uno.
Es por esta razón que, después de haber emprendido en múltiples ocasiones y de que mi negocio quedara almacenado en cajas o contenedores durante meses o años, decidí emprender con un negocio digital. Ya no tengo que preocuparme por dejarlo todo atrás y comenzar de cero si me mudara a otro país. Ahora, no importa a dónde me desplace ni cuánto tiempo tarde en llegar mi mudanza; mientras mi ordenador viaje conmigo en mi maleta y tenga acceso a internet, tengo lo que necesito.
Mi única preocupación será establecernos en el nuevo lugar y asegurarnos de que la familia esté contenta. Así, podré continuar con mi negocio sin que la ubicación geográfica afecte mi emprendimiento.
Después de todo, puedo meter mi vida en una maleta, y mi emprendimiento también.
Si tú también te has mudado recientemente a un nuevo país o estás en el extranjero y deseas comenzar a emprender como expatriada, te recomiendo que leas mi artículo sobre cómo emprender en el extranjero
El emprendimiento no tiene pasaporte ni barreras geográficas
Lecciones que he aprendido en mis años como expatriada
A lo largo de mis años como expatriada, he acumulado una serie de lecciones valiosas que han moldeado mi perspectiva sobre la vida y el emprendimiento. Estas experiencias han sido mi guía en un viaje de constante aprendizaje y adaptación. Hoy, quiero compartir contigo las enseñanzas más significativas que he recogido en este camino lleno de maletas y recuerdos.
- He aprendido que menos es más. Cuanto menos adquieres, más sencillo resulta empacar y despedirse. (En nuestra última mudanza, logramos reducir de 73 a 22 cajas).
- He descubierto que se puede vivir con lo esencial y que no es el fin del mundo, no tener muchas pertenencias. Existen muchas cosas más importantes que los bienes materiales.
- Comprar lo indispensable no solo te permite ahorrar dinero y contribuir a la conservación del planeta, sino que también libera del estrés, ya que hay menos que considerar al momento de empacar.
- Mis hijos son felices con lo básico en su equipaje. Mientras estemos juntos, una simple mochila es suficiente para llenar sus almas.
- El minimalismo ha demostrado ser una excelente opción de vida.
- Con estrategias y organización adecuadas, mi emprendimiento puede trasladarse con facilidad.
- Y lo más importante que he aprendido es que las cosas verdaderamente valiosas de la vida no se guardan en una maleta, sino que se llevan en el corazón.
Las experiencias como expatriada han sido invaluables. Ahora, que de nuevo estoy empacando y metiendo mi vida en una maleta, valoro cada experiencia vivida en cada país. Cada mudanza, cada nueva ciudad y cada desafío enfrentado han contribuido a una comprensión más profunda de lo que realmente importa.
Estas experiencias han reforzado mi convicción de que la vida es un viaje de descubrimientos y crecimiento personal, donde lo material pasa a un segundo plano y lo que verdaderamente perdura son los lazos afectivos y las vivencias que atesoramos en el corazón.
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